MAYRA REBECA VILLEGAS
Escribir es uno de los oficios más difíciles de la tierra. Pero escribir
para niños lo es todavía más. No se trata de usar muchos diminutivos y de
soltar en una hoja en blanco cualquier cantidad de duendes y hadas a correr y
saltar a su placer en un bosque. No señor, aparte de que los niños son jueces
severos e inapelables, hay una gran responsabilidad sobre el autor acerca de
qué cosa se le cuenta a un infante. Tampoco puede este autor descontextualizar la vida del niño(a)
por lo que en su narrativa no debe estar borrada su geografía, su historia, los
colores de su entorno, incluyendo los de las personas que lo habitan ni la
cosmovisión de eso que llamamos pueblo. A todo eso, agréguenle que aunque no
debe sacarse al niño de su realidad tampoco se puede prescindir de los sueños,
la ilusión, la magia y, además, se debe tener extremo cuidado con el tipo de
lenguaje a usar.
¿Se dan cuenta cómo se van
complicando las cosas? Y eso es sólo una parte. Todavía queda mucha tela que
cortar. Pero lo dejaremos para otra ocasión porque ahora, que ya conocen mi
punto de vista acerca de esta cuestión, se me hace más fácil explicarles por qué
me parecen tan buenos los cuentos del libro infantil “El sueño de María Cristina”
escrito por nuestra Mayra Rebeca Villegas, en donde aquellos relatos de reinas,
princesas y castillos encantados perdieron su oportunidad y en cambio son
sustituidos por seres de carne y hueso con oficios nobles y simples, por
colectividades que en vez de quejarse asumen de pronto una actitud pro activa y
resuelven el problema que los aqueja y todo aquello ¡sin dejar fuera la magia y
el respeto a la inocencia!
Sí, me quedo con sus cuentos protagonizados por verduleras y carpinteros,
con su niños pobres deseosos de conocer el mar y tener mejor vida, aunque no lo
logren; con sus cuentos educativos que llaman a amar y respetar a la
naturaleza; con su hondo deseo de enseñar a los niños a convivir en paz y a
ejercer su responsabilidad de ser felices; con su evidente rechazo a la
individualidad, casi patológica, que tanto daño hace a los más jóvenes.
Creo que Mayra escribió un bello
libro infantil ¡la felicito!... Y celebro que ella sea de San Juan.
Fania Herrera (Fanny)
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