Escritores(as) de San Juan (II de IV)

Comentario Acerca del Poemario
En la prisión del tiempo

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Escritores(as) de San Juan  
Amigos y amigas de mi blogs

Otro libro que ha formado parte de mi disfrute navideño es  En la Prisión del Tiempo de Sobieski de León, un destacado hombre de letras y promotor cultural de primer orden en  nuestro pueblo con  reconocimiento nacional. Es autor entre otros géneros  de este hermoso poemario a quién el  crítico literario Juan Martínez Luque le ha hecho justicia al poner en primer plano una serie de elementos que son parte intrínseca de su obra como son, su preocupación por la vida y sus enseñanzas, su abierta rebeldía frente a la injusticia en  todas sus manifestaciones y una extraordinaria sensibilidad  a la hora de tratar  asuntos humanos como el amor, la soledad, la angustia existencial (propia de todo poeta que se respete, digo yo) y otros sentimientos comunes a todos los mortales.

Como han podido notar, Luque me ha dejado muy poco espacio para comentar este poemario, sin embargo, me niego a no expresar mi admiración por un poeta que conoce el país en donde nació y la Era en que le tocó vivir, detalles éstos que le salen a borbotones por todas las hendiduras de sus versos; como también le sale su respeto a la maternidad, a los niños, a la pobreza y a todo el que sufre. En su poesía cabe todo: Un perro legañoso, el deslumbramiento ante  unos senos hermosos, la tristeza por la muerte de un amigo y no falta el humor, fina ironía y humor. Lea usted  “Buenas noticias” y verá  a qué me refiero. 

La poesía de Sobieski es una ventana abierta a la libertad, en donde todo lo humano puede ser contado con seriedad y preocupación sin dejar de tener una gran dosis de frescura y en algunas ocasiones, hasta de desenfado. En su poesía cabe la vida y eso es una buena noticia en una sociedad  en donde todo  se secciona o especializa hasta la enajenación, una sociedad en donde los otros y sus sentimientos no cuentan.

Por considerarlos profundos aparte de bellos, me quedo con sus poemas “Experimento Científico”, “Mientras te espero” y “En el mismo lugar”. Pero hay más… y ustedes los encontrarán cuando lean “En la Prisión del Tiempo”. Se lo recomiendo.

¡Hasta la próxima entrega!


 Fania Herrera (Fanny) – 26/12/15

Escritores (as) de San Juan ( I de IV)



Amigos y amigas de mi blog:

Acabo de leer el libro de cuentos de Mario de San Juan,titulado: “el fantasma de Alma Rosa” (sí, así en minúsculas),y debo decirles,que fue una grata experiencia. Para empezar,les comento que Mario tiene, sin duda alguna, gran destreza para contar historias y, sea que se lo proponga o no, conduce al lector desde el principio al fin a través de un hilo narrativo tenso, hasta dejarlo sorprendido en medio de un final impactante, tanto por lo inesperado como por la carga de magia que poseen muchos de sus cuentos.

Por lo general, sus personajes son tristes o confundidos,“seres urbanos” atrapados en sus sueños y penas,a los que Mario les saca gran partido literario con su atractiva narrativa que,por algunos instantes,me recuerda a Cortázar,y por otros, aunque parezca contradictorio, a García Márquez. Por ejemplo:la discusión de uno de los protagonistas con la policía en un parque. Lamentablemente, la mayoría de las mujeres de sus cuentos,la pasan muy mal. Nada que reclamar a este autor. Es solo una dolorosa realidad puesta en escena.


Quiero destacar también,la fuerte presencia de los fenómenos atmosféricos en sus relatos.En varias ocasiones,me sentí llevada por la brisa, con deseos de guarecerme por un intempestivo aguacero o con el ánimo apesadumbrado por los constantes nubarrones y amenazas de huracanes que sirven de marco a sus relatos.Él los describe tan bien,¡que uno se siente allí! Bueno, quizás cuente también el hecho de que amo la geografía,y que esta ha sido parte de mi trabajo por muchos años.
Por la maestría con que fueron narrados y su combinación de magia y realidad,me quedo con: “Sorpresas del humo”, “Un sueño azul” y “Ninguna mujer se pierde en un autobús”. Pero hay más, mucho más, y probablemente mejores. Hablo aquí de gusto personal.

En definitiva, los cuentos de Mario son hermosos cuentos, sin huecos ni descensos, escritos en buen español. Es, sin dudas, un cuentista que sabe lo que hace. Y no olviden esto… ¡Es sanjuanero!

¡Hasta la próxima!

Fania Herrera (Fanny) 

DISCURSO DE PUESTA EN CIRCULACIÓN DEL LIBRO “BREVEDAD DE LA SUERTE”

DISCURSO DE PUESTA EN CIRCULACIÓN DEL LIBRO “BREVEDAD DE LA SUERTE”
17 DE OCTUBRE DEL 2015, CURO UASD, SAN JUAN DE LA MAGUANA


Distinguidas autoridades civiles y militares
Apreciado director y estudiantes del Liceo Urania Montás
Apreciados (as) organizadores (as) de este acto

Mi querido pueblo de San Juan de la Maguana:
Nuevamente estoy ante ustedes para presentarles otra de mis creaciones y, como ya se está convirtiendo en tendencia en mi vida literaria, la traigo aquí para que vea la luz por primera vez en donde la vio su autora. Supongo que de alguna manera quiero que mi libro tenga por derecho propio ese verdor que por designio ya inapelable tienen todos los sanjuaneros y sanjuaneras en algún lugar de su anatomía y su alma. Y saben ustedes, amigos y amigas mías, que el color verde representa: la esperanza, la fecundidad, el crecimiento, en fin; la vida en su más esplendoroso estado natural. Así que creo que, aunque inconscientemente, estoy reclamando para mi libro, al darlo a conocer aquí, la suerte que todos los nacidos en este pequeño espacio geográfico ya tenemos: el legítimo derecho al verdor y sus maravillosas influencias. Les presento este día a “Brevedad de la suerte”, un libro de cuentos un tanto diferente al anterior - “Cuentos de luna llena bajo un perforado cielo”- menos lírico para empezar, compuesto de unas 15 historias casi todas tomadas de la inmediata realidad y que yo no elegí, como en ocasiones anteriores, sino que ellas vinieron donde mí y exigieron ser contadas, y lo hicieron de una manera que no me quedó más remedio que obedecerles. Ellas narran, por ejemplo, la inusual forma en que una mujer conoció a su futuro marido y que oí mientras esperaba mi turno en un salón de belleza hace ya más de treinta años. También están las que nacen del impublicable insulto que me dio un desaprensivo chofer por considerarme, según él, mala conductora. O, la más patética de todas y que da nombre al libro, la gran sorpresa de un pobre hombre a quién se le desploma totalmente la casa al momento de abrirla quedándose sólo con el pomo de la puerta en las manos. Todas hablan de cosas cotidianas: la eterna rivalidad entre hermanas, la visita al dentista, la espera del metro en un andén y….sin proponérmelo, hay también allí mucho asunto femenino que por fuerza histórico-cultural, resulta desgarrador a veces.
Debo aclararles que, no por cotidianas estas historias han perdido las condiciones que todo buen cuentista, o quien trate de serlo, debe tener pendiente: cuidado de las formas, tensión, sentido de la universalidad, compromiso social, etc. Esto último es muy importante para mí y jamás queda excluido de ninguno de mis proyectos literarios. Para concluir esta parte les diré que siento un cariño especial por este libro porque me ha servido para confirmar en la práctica lo que teóricamente ya conocía: no existen los grandes temas literarios; existe la vida con toda su absurdidad, maravillas y complejidades, y personas que tienen la suficiente curiosidad, deseos y atrevimiento como para escribirla desde su “mismidad”.

Por otra parte, no puedo retirarme sin dejar aquí constancias de mi agradecimiento a tantas personas que ayudaron a la publicación de este libro, comenzando con la directora de este Centro Universitario, Elvira Corporán y sus ayudantes quienes, según he sabido, acogieron con entusiasmo y diligencia este acto, les pido que me ayuden a demostrarles mi agradecimiento dándoles un fuerte aplauso. Agradezco asimismo a mis familiares: mi sobrina Geraldine de Santis y mis hijos Katy y Francis Tejeda por su inapreciable ayuda. A mi compadre José Ramón Medina, reconocido artista plástico sanjuanero quien hizo las viñetas del libro y también a todas aquéllas personas que a través de mi Facebook y de mi blog “faniaherrera.blogspot.com” me escriben mensajes alentadores y hermosos que no hacen más que comprometerme más y más, queriéndolo o no, con este difícil caminar por la literatura. Permítanme dar un abrazo especialísimo a las personas que han venido desde otros lugares para acompañarme en este acto. Detesto usar eso que literariamente se da en llamar frases hechas, pero, “no tengo palabras para expresar lo que siento” por su hermoso gesto.
Y ahora, tengo que dar unas gracias muy particulares a dos seres que la vida me ha dado como regalo conocer y con quienes debo compartir el éxito de este libro. Se trata de Ike Méndez, y Sobiesky de León. La aparición en mi casa de la antología “Voces Desatadas”, de la autoría de ambos, desató en mí y en mi familia la necesidad de replantearme mi trayectoria literaria y tomar nuevas decisiones. Una de esas decisiones fue tener vida virtual, que no tenía ni me interesaba, y otra, responder positivamente a las invitaciones del mundillo literario siempre y cuando las circunstancias me lo permitieran y además tener conciencia de que el tiempo pasaba y de que debo apurar el paso. El resultado ha sido maravilloso y se lo debo a ellos dos quienes me han acompañado paso a paso en este proyecto y han hecho suyas las alegrías e inconvenientes que siempre generan estas cosas. Lamento no poder extenderme mucho más en mis agradecimientos hacia ellos porque, como pudo diagnosticar acertadamente Sobieski, últimamente me ha dado en convertir en literatura todo lo que vivo y pienso, y guardo la esperanza de poder escribir mis memorias y en ellas habrá un capítulo en la que haré la historia de cada uno de mis libros y allí quedará plasmada de la mejor manera, el entusiasmo, don de gentes, disponibilidad y otros aspectos ,de los que ya he tomado nota, de estos dos apreciables amigos que hace mucho tienen un bien ganado lugar en la literatura y la gestión cultural de su país y, especialmente, en la de su pueblo. También pido ayuda ahora, en forma de un fuerte aplauso para mostrarles mi eterno agradecimiento. No me queda más que darles un fuerte abrazo a ustedes y agradecerles su presencia en este momento inolvidable de mi vida y por los otros momentos, que más temprano que tarde han de venir y en los que también me gustaría disfrutar de su compañia. Me sentiría profundamente agradecida de que visiten mi blog y dejen sus comentarios o me escriban directamente a mi correo faniaherrera@gmail.com. Buen día para todos, muchas gracias .

Fania J. Herrera
17-10-15


AGUA DE MAR

 AGUA DE MAR
Para Aylan Kurdi y todos los pequeños náufragos del mundo

El mismo mar que atesora a sus algas,
a sus leyendas de improbables monstruos y a sus peces,
te ha arrojado a ti, sin más, hacia la orilla
¡tan pequeño y frío!,
pero de todos modos tierno.
Y al igual que las grandes corporaciones financieras
deciden salvar a las instituciones bancarias
y no a las gentes,
los códigos marinos sólo te reconocieron
como a un retoño humano,
sin ganancia alguna
para sus ansias de azules vastedades
y sus colonias coralinas expandidas.

De nada sirvieron tus sueños
de muñecos y caramelos,
Tu evidente necesidad
de amigos de
kindergarden
y de tocar las nubes de algodón
con las puntitas de los dedos.

¡Ah, pequeño Aylan!,
el mismo mar que se ufana
de sus historias de piratas
que dejaron sin paz ni patria
a los antiguos y modernos pueblos,
te hace emigrar a ti,
solito y mojado,
al más prometedor de los infiernos
antes que tus diminutos pies,
ahora llenos de plancton
y almejas recién nacidas,
toquen el polvo de otra prometida tierra
para hacer germinar tus sueños.

¿Por qué tuve que ver tu foto
de pequeño náufrago
para siempre solo en la playa
sin palas ni cubeta,
sin pelota de colores
ni perro juguetón por compañero?

No sé qué decir a mi útero alarmado
ni a mis ovarios sobrecogidos.
Ellos saben que no eres nada mío:
ni mi paisano ni mi contemporáneo
ni mi deseado nieto.
No entienden que llore este horror neoliberal,
estas inhumanas e interminables danzas
de guerra y muerte por oro, petróleo y agua
con esa lagrima única con que lloran las madres
desde antes de las épocas de los deshielos.

Yo solo pelearía por tu leche.

¡Ah, pequeño Aylan!
proyecto de canario,
sin nido y sin pájara protectora
que te trine nanas
y que te dé, bajo sus alas,
en la tibieza de su amor de plumas,
tierno abrigo.
Dime pequeño niño:
¿Qué hará la humanidad con tus tres añitos
empapados de esta cultura de la muerte?
¿Y yo, cómo apagaré la llama de indignación
que por ti incendia mi corazón
por esta infernal y globalizada pena?
No será con agua de mar… por supuesto.


Fania Herrera 3/9/15


Licencia de Creative Commons
Agua de Mar by Fania J. Herrera is licensed under a Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en www.faniaherrera.blogspot.com.

¡Venimos del sur!


¡Hola amigos (as)!

Tengo poco para hoy, ya los compensaré tan pronto pueda. Sólo voy a informarles que el próximo domingo 3 a las 7:00 P.M., en el Pabellón de Escritores Dominicanos, tendrá lugar el conversatorio “Venimos del Sur” con escritores sanjuaneros.  La coordinación de dicha actividad estará a cargo de nuestro apreciado amigo Ike Méndez.

Ahora les dejo con un poema poco conocido de nuestro inmenso Pedro Mir ¡qué lo disfruten!

CITA MARINERA CON UNA MUJER IMAGINARIA

La mar ardía en azules
con una blanca humareda.
Tú traías tu traje a espuma,
yo mi pantalón a vela.

Olía toda la tarde
a pescadores y almejas,
a red, a goletas.

Algo como un naufragio oportuno
se estremeció en nuestras venas,
y apagando los ojos y arrastrándonos
conjugamos de pronto el verbo arena.



¡GRACIAS WHITMAN!

CUARTA ENTREGA

¡GRACIAS WHITMAN!

Hay poemas que se quedan para siempre con nosotros (as) y hasta entran, sin nuestro permiso, a formar parte de nuestro ADN.  Ese es mi caso con el poema 31 del libro Hojas de Hierba, escrito por el maravilloso poeta norteamericano Walt Whitman. Universalidad, sencillez, profundidad, respeto y amor a la vida en todas sus manifestaciones, muy especialmente en las más cercanas a la naturaleza, hacen que me sienta completamente identificada con él. Este poema me da fuerza y paz para afrontar los días complicados que nos tocan como generación. Por todo eso, ¡gracias poeta, gracias!
También el poema 32 es profundo y hermoso ¡Qué lo disfruten!

Creo que una brizna de hierba no es menos que una obra de las estrellas,
Que la hormiga es tan perfecta como ellas, y un grano de arena, y el huevo del reyezuelo;
Y el renacuajo es una obra maestra comparable a las más grandes,
Y la zarza trepadora podría ornar los salónes de los cielos,
Y la coyuntura más ínfima de mi mano desafía toda la mecánica,
Y la vaca rumiando con la cabeza gacha sobrepuja cualquiera estatua,
Y un ratón es un milagro capaz de conmover sextillones de incrédulos.
Descubro que he incorporado granito, carbón, musgos, frutos, semillas, esculentos raíces,
Y que soy mosaicado de cuadrúpedos y de pájaros por todo,
Y que he dejado allá lejos lo que está detrás de mí por razones buenos,
Pero mando que cualquiera cosa vuelve otra vez en cuanto quiera.
Es inútil la rapidez o la timidez;
Inútil que las plutónicas rocas me lancen su antiguo fuego contra mi llegada;
Inútil que el mastodonte se esconda bajo el polvo de sus propios huesos;
Inútil que los objetos se alejen al horizonte, tomando multitudes de formas;
Inútil, el océano hundiendose y los grandes monstruos yazgando en el fondo;
Inútil que el buitre se albergue junto al cielo;
Inútil que se arrastre la serpiente entre las lianas y los troncos;
Inútil que el alce huya por los escondidos senderos del bosque;
Inútil que las alcas de afilado pico naveguen muy lejos al norte a Labrador;
Yo los sigo rápidamente; subo hacia el nido en lo abrupto del acantilado.

 Fania - 13/4/15

¡ADIOS POEMAS!

¡Hola amigos (as)!

                                 En esta entrega les dejo con parte de las pocas poesías que he conservado de  las muchas que escribí y rompí. No lo digo con pena. Hay que aprender temprano en esta actividad  que no todo es publicable y a doblegar ese orgullo de autor que hace tan difícil desprenderse de todo lo que se escribe.  No recuerdo bien si fue en “El Olor de la Guayaba” que leí que García Márquez decía mirar sus escritos  de los inicios con  indulgencia. Veía en ellos a un ingenuo muchacho que se esforzaba por ser escritor y lo perdonaba, con lo que se perdonaba a sí mismo en el presente.  Me parece buena idea, la voy a seguir.  De todos modos lo de poeta me duró poco, desapareció casi por completo cuando me dio por escribir cuentos y, aunque algo extraño los poemas no me quejo, adoro contar historias. Por si acaso, aquí está mi blog, si alguna musa poética le da por la tecnología ya sabrá donde encontrarme.
                                 Dos de los poemas  que presento hoy fueron publicados en 1986 en  la revista “Arte Nuevo” dirigida por José Ramón Medina, un destacado artista plástico de nuestro país, Sanjuanero, para mayor información.  El otro, fue ganador de una primera mención honorífica en el concurso regional de Athene de 1985. Como siempre ¡Qué lo disfruten!





DOLOR QUE SE LLORA SOLO

Por aquí
no está
la dulce paz
de todo
lo simple
y bueno
ni el vegetal aliento
de la sonrisa pura
Por aquí
anduvo el desamor
respondiendo por tu nombre
a los agudos alaridos
de las trompetas moribundas
todo de ti vestido
es decir
perfectamente desnudo
entonces
cuando era posible
toda rabia
y probablemente
justo el odio
me hundí
en el origen mismo
del canto
llamé al amor
y con su filo
esculpí callada
hermosas estatuas
a la vida

Discurso 2da puesta en circulaciòn "Cuentos de Luna Llena bajo un perforado cielo"

SEGUNDA PUESTA EN CIRCULACION  “CUENTOS DE LUNA LLENA BAJO UN PERFORADO CIELO”  

SANTO DOMINGO, 26  DE FEBRERO DEL 2009. SALON DE ORIENTACIÓN. BIBLIOTECA PEDRO MIR, UASD.

Señoras  y  señores, amigos y amigas, todas y todas:


 Como imagino que no todas las personas que están aquí me conocen, creo conveniente iniciar contándoles algunas cosas acerca de mí.   Lo primero  que le diré  es que  aunque este es mi primer libro, la literatura ha sido un eje transversal en toda mi vida.   Posiblemente empecé a escribir desde que fui alfabetizada, inicialmente como  poetisa, pero cuando leí, muy jovencita, “Cien Años de Soledad” de Gabriel García Márquez, y luego “Yo, El Supremo” de Augusto Roa Bastos, y toda aquella maravillosa narrativa del boom latinoamericano llena de magia, pasión, rebeldía y creatividad exacerbada, me quedó muy claro lo que debía hacer, y a partir de ahí  hasta hoy  me he mantenido en la narrativa.   He hecho una vida literaria  muy discreta publicando uno que otro cuento o poesía, de manera muy espaciada  en periódicos o revistas de circulación nacional, o de mi pueblo, San Juan de la Maguana, y he participado siempre con buena suerte en algunos concursos literarios que son los que realmente me han dado a conocer en este medio.  A grandes rasgos, esta es mi historia  literaria.  Ahora, en lo que respecta al libro que les presento en esta noche, he de decirles que no he perdido ni un momento la oportunidad que le da la literatura a las personas  que se dedican a ella para ser testigos de excepción de su tiempo.   Por eso encontrarán en sus páginas, aparte del realismo mágico que se me pegó en aquella época que aludí, la mirada preocupada de una mujer  que ve cómo todo se deteriora a su alrededor, incluyendo al planeta mismo, con sus grandes hoyos en la capa de ozono, los nuevos problemas sociales, la angustia existencial, la soledad, la delincuencia, el gran circo de la política; en fin, todas esas cosas que vemos cotidianamente pero que la rapidez del diario vivir nos impide darle una mirada más profunda y un nuevo enfoque.  Cada vez me parece más razonable aquello de que  “lo increíble no es la fantasía sino la realidad”, basta abrir un periódico para entender lo que les digo.   Casualmente de una lectura del periódico se me ocurrió el primer cuento “Gracias por venir, Ana” que trata un asunto muy de moda: el de la niña-madre, y otros que no aparecen en este libro y que ya publicaré, probablemente este mismo año.   Se darán cuenta en la medida que lean mis cuentos que el tema de la mujer, en su cotidianidad, en sus sueños, en sus conflictos interiores es recurrente. Es natural, aparte de que quién escribe es una mujer, a juzgar por las estadísticas aún llevamos la peor parte en todo.   A este respecto  creo que tendré que pagar alguna cuota de incomodidad por ello, porque aunque ustedes no lo crean, todavía quedan algunos muros que tumbar para que una mujer pueda expresarse con cierta naturalidad desde su condición de género.  Pero, cada quién a su modo va creando sus pequeños espacios de libertad.   A  mi modo de ver, mi libro es una propuesta para encontrarnos de frente, más que nada con  sentimientos, en un tiempo en que la postmodernidad nos  cosifica y entonces debemos volvernos muy creativos y jugar con cierta dosis de ridiculez y buen humor para expresar  indignación, ternura, reír  y llorar, y no perder nuestra  condición humana. 

Tengo tanta gente a quién agradecer, tanta gente que me ha animado a que publique, desde el seno familiar, compañeros de trabajo, amigos y amigas, que no me atrevo a mencionarlos no sea cosa de que alguien se me vaya a olvidar . No sería justo. No quiero que me pase como en San Juan, en la primera puesta en circulación en donde alguien me reclamó, aunque cariñosamente, porque no le incluí. La verdad  es que mi memoria no es como para festejar.  Pido comprensión. Así que me limitaré a dar las gracias a William Mejía, por todas esas cosas tan lindas que ha dicho sobre mí escritura, porque además está corriendo un gran riesgo, el de dejarlo por escrito.  De manera que si se arrepiente mañana, tendrá que explicarlo mucho y lo menos que puedo hacer es agradecerlo con anticipación para que no se arrepienta, porque ya conocen ustedes el ego humano, no cuesta esfuerzo creerse lo bueno.  Un riesgo parecido está corriendo el editor, Gerardo Castillo, a quién se le podría hundir la editora por no haber hecho una buena elección.  Es de rigor agradecerle.  Bueno, no diré más, la otra parte les toca a ustedes.   Sólo me resta manifestarle mi emoción, mi eterno agradecimiento por verlos a todos ustedes aquí en esta noche, yo sé lo que significa movilizarse en estos tiempos en que todo se ha vuelto tan complejo.
Si lo desean pueden  escribirme al correo electrónico faniaherrera@gmail.com sus comentarios para mí, como dicen un conocido comercial, “no tienen precio”. Señora, señores, muchísimas gracias, buenas noches.



De izq. a Der. Mi hija Katy, mi ahijada Julissa, yo y mi hijo Francis.






DISCURSO DE PUESTA EN CIRCULACION DE CUENTOS DE LUNA LLENA….

DISCURSO DE PUESTA EN CIRCULACION DEL LIBRO CUENTOS DE LUNA LLENA EL 31 DE ENERO DEL 2009

Señoras y señores

Sanjuaneros y Sanjuaneras:

Me resulta particularmente  grato   poner en circulación en esta noche mi libro “Cuentos de Luna Llena bajo un Perforado Cielo” porque eso significa que verá la luz por primera vez donde la vió su autora y eso es francamente emotivo para mí, porque me hace experimentar de manera concreta  esa especie de ley de los retornos que te hace volver en  los  mejores  o peores momentos  de tu vida, a lo que te resulta entrañable, a tus orígenes.  Aunque en realidad, nunca los he perdido de vista, y ya verán  que en esta pequeña obra aparecen de manera directa o velada el pueblo de San Juan de la Maguana como escenario de  personajes o hechos.  Y aún tengo claves aquí para mis próximos escritos.   A mi modo de ver, mi libro es una propuesta de humor e indignación, de amor, protesta y esperanza, ante estos días  de post-modernidad en los que perdemos de manera cada vez más rápida nuestra condición  de seres humanos. Pero no diré  más acerca de estos cuentos.  Prefiero contarles algo más íntimo o cercano como,  que en cierta forma este libro me  resulta especialmente liberador, porque es una deuda pendiente  probablemente con mi pueblo y seguro, con  mis familiares y esas caras  amistades que desde la infancia  hasta hoy,  han sido testigo de mi vida literaria y que  siempre me reprocharon, aunque  siempre sentí cariño en ello, porque yo no había publicado por lo menos un libro  y sólo aparecían mis trabajos en una u otra revista o periódico con espacios de tiempo  muy distanciados entre si.  Bien, eso quedará explicado más tarde, probablemente en mis memorias;  sin embargo, ahora que la vida me regala la hermosa combinación de tiempo, experiencia, y mucho estímulo, me he propuesto publicar cada año por venir que me regale la vida, un libro de cuentos  y les adelanto que ya estoy trabajando en el próximo.   Para terminar, debo agradecer a todas las personas de la que he recibido un gran aliento y  quienes tienen mucha “culpa”  del nacimiento de este libro.  También a mi sobrina Geraldine de Santis  por su amorosa insistencia y  a mis hijos, quienes varias veces me sientan literalmente ante el computador  y siguen con gran interés el curso de mis personajes, ya sea para alabarlos, para criticarlos, para mantenerme al día  de algunos sucesos y del  pensamiento de la juventud, o simplemente para servirme de secretarios y/o facilitadores  lo que resulta inapreciable en esta difícil actividad llamada escritura.  Muchísimas gracias Angelo Valenzuela por hacer posible esta presentación y a William Mejía, no tengo idea de que decirle, ya lo han oído ustedes. Gracias a los amigos y a las amigas y al pueblo sanjuanero que ha venido a acompañarme en esta noche. Muchas gracias. 

Fania Herrera

                                                                                                           

¿Escritora yo? ¿Quien dijo?



SEGUNDA ENTREGA


Escribano mediaval

¡Hola amigos (as)!

                              Siento un gran desasosiego cuando alguien me llama escritora, literata, intelectual o cosas por el estilo ¡Pero si lo único que hago es escribir lo que se me ocurre!  Y como puedo, además.  Mi primera reacción en esos casos es tratar de hacerme invisible. Pero eso es muy muy difícil, aunque lo sigo intentando cada vez más porque, dada mi condición humana, los riesgos de llamarme así  son muchos. Podría, por ejemplo,  perder la naturalidad por la seria responsabilidad que implican esos adjetivos, o creerme el cuento y luego andar por ahí con el cuello estirado mirando a los demás con el rabillo del ojo. Hay más gente así de lo que usted imagina. Y no quiero perder este hermoso espacio de libertad  en el que puedo domar a mis  intranquilos y cada vez más numerosos fantasmas mentales; en el que puedo hacer “ajuste de cuentas” a esos malos momentos que a todos nos presenta el oficio de vivir. No es afición, es terapia.  Por eso, más que escritora, me siento identificada con un término que Vargas Llosa hizo famoso, años ha, con su novela “Tía Julia y el Escribidor”. ¡Eso es, soy una escribidora! Así me libro de toda pose o acusación de intelectual y  puedo andar de lo más tranquila en mi afanada vida, sin tener que pensar que diré  o que cara pondré si me encuentra usted por ahí y me hace la injusta imputación de literata. Sí, ese término se ajusta más a mi personalidad y circunstancias.  

De todos modos, yo tengo una teoría más sencilla acerca de mi facultad para el relato   que me gustaría  compartir con usted: fue una coincidencia de tiempo, espacio y algo de obstinación por mi parte. Resulta que era yo desde niña muy imaginativa y mamá se empeñó, desde muy temprano, en que se me alfabetizara aún antes de ir a la escuela. Ahí empezó todo.  Ahora, no vaya usted a pensar que mi señora madre, que en paz descanse, es la culpable de todo esto. No, que va! En honor a la verdad, ella tenía muy claro su criterio acerca de mi indiscutible inclinación por la escritura: “Déjese de pendejadas y póngase a estudiar, que con eso no se come”.

Bien, por hoy les dejo, pero antes, reciban mi cuento más reciente: Divorcio. Al igual que el anterior es también inédito. Espero, como siempre, que lo disfruten y me hagan saber sus comentarios. Aburrrr (perdone, es que soy sanjuanera)  ¡Ah, casi lo olvido! Hay una nueva sección: El cuenthoroscopo. Ya me dirán.

Divorcio



DIVORCIO

Les juro que si alguien me hubiese dicho ayer que me iba a separar de Estela, habría sufrido muchísimo, porque la amaba. Pero resulta que aquello que ayer era inadmisible para mí, hoy es una dolorosa marca en mi corazón que acepto con resignación y cierto alivio. Es que llegamos al punto en el que hay que terminar, y desde la primera vez, cualquier relación: la agresión física. Han quedado  ahora en nuestros cuerpos marcas de ello. No estoy orgulloso de eso. Dios sabe que no; es más, me duele, pero ayer se le fue la mano, y en cuestiones de segundos olvidé mi promesa de tolerar sus locuras y  la forma tan avasalladora en que se ha ido haciendo dueña de mi vida.  Si creen  ustedes que no ejercí mi derecho a la protesta, se equivocan. Una que otra vez lo hice, no hay duda, pero no sé qué tiene esta mujer.  Me habla tan dulce, me acaricia  Y… bueno, el caso es que no sé cómo, pero terminaba siempre como un manso perro echado a sus pies. Ahora, de que yo tengo una buena parte de la culpa, aunque me duela, tengo que admitirlo.  Debí  haberle marcado los límites desde el principio, haberle dado a entender  muy claramente que los demás  tienen una cosa que se llama dignidad y que en muchos, como yo, es una condición irrenunciable.  Así habría evitado acumular  esas pequeñas dosis de rencor, difíciles de reconocer en su momento hasta por uno mismo, y hoy  no estaría pasando por esta dura pena de llevar una vida  sin tenerla a mi lado, pero recordándola en todo lo que miro o pienso.  Visto con objetividad, la verdadera culpable fue la vecina, que la fue introduciendo en ideas muy raras que terminaron metiéndonos en una atmósfera  irrespirable. Y esto no es un eufemismo.  Al sonido de un gong, que de por sí ya me ponía nervioso, Estela quemaba cualquier cantidad de una materia para mí desconocida que terminaba llenando la casa de un humo irritante que me provocaba asma, al tiempo que recitaba interminables letanías en un extraño idioma. Para cuando me querían ayudar, ya no podía dolerme más el pecho de tanto toser y, por  lo menos una vez, terminé enchumbado de mi propia orina, ante todo el mundo. Diría cualquiera que esto se podía arreglar con mi salida en el momento de los cultos. Pero no era solo eso. Se fueron desarrollando en ella actitudes que ya no pude soportar.  De pronto se hizo dueña de mis horarios, determinó que sería yo vegetariano y  ayunaría por lo menos dos veces por semana, y hasta que ropa  me pondría, aun sabiendo  que no aprobaba sus gustos. ¡Qué le importaba! Al final, ya ni podía celebrar tertulias con mis amigos porque le molestaba “la bulla” en sus largas sesiones de oraciones silentes. De aquí fue donde vino el gran problema; cuando quiso convertir la casa en un templo, y hacerme a mí un feligrés especial. Demasiado. Por eso, cuando acercó su mano a mi frente para santiguarme la mordí hasta sangrar  y vociferé con todas las fuerzas de mis pulmones, para que  alguna vez me oyeran todos  y supieran que estaba harto. Cuando la vi tirada ahí, a lo mejor desmayada, necesité todo el aire de la calle. Entonces, eché a correr sin rumbo, con el rabo levantado, sintiendo que la brisa me rozaba agradablemente la cara.   

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