Amigos y amigas de mi blog:
Con una raya completamente desdibujada entre lo onírico y lo real, nuestro amigo Fernando Fernández Duval nos deleita con relatos de muy buena factura en su más reciente libro de cuentos “Casa de familia”. Es un libro ágil, ameno, que puede leerse de un tirón y que a mí, en lo particular, me ha dejado un fuerte sabor a Sur en el alma. Pero el Sur de Fernando, que no es cualquier Sur, sino el de los pobres pueblos que a golpe de viva imaginación ajustan cuentas con sus santitos, con sus tiranuelos locales y políticos desaprensivos, sin dejar margen a la tristeza. Es que no se puede menos que sonreír, cuando se descubre en la lectura a una mujer que muestra un inusitado empeño en preparar el lugar de su probable entierro con el entusiasmo propio de quien prepara un feliz acontecimiento familiar o la locura de alguien por meterse en un espejo o una pobre muerta que vaga por el campo más preocupada por cosas de vivos que por espantar a nadie. Bien, todo eso sucede en este libro, pero además, se crean espacios para pensar profundo en la naturaleza humana, en las injusticias, en los problemas migratorios y, de manera delicada y subyacente, en el nuevo problema social de la identidad sexual.
El mundo literario Fernandino está inscrito, sin dudas, en el realismo mágico y nos devuelve con él, con evidente nostalgia, excelentes trozos de mitología tercermundista que todos los de nuestra edad vivimos en el amado Sur de nuestra infancia por boca y hechos de nuestros mayores. Por todo lo dicho anteriormente, me quedo con sus cuentos: Tipanchita, El Cuchillo de San Bartolomé, El último deseo de la señora MM y, La Aparecida. Busque usted sus preferidos en esta Casa de familia, aunque estoy segura que los disfrutará todos. ¡Felicidades Fernando!
Hasta la nueva entrega!
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web oficial de Fania J. Herrera
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